domingo, 28 de diciembre de 2014

Masacre de Floresta


La crisis

Corría el mes de diciembre del año 2001. El país se caía literalmente a pedazos como resultado de una crisis financiera y política causada por el endeudamieto exterior, llevada por medidas como El blindaje o El Megacanje.
Frente a esta situación, los grandes inversionistas comenzaron a retirar sus depósitos de los bancos y, en consecuencia, el sistema bancario colapsó.

Las cifras de desempleo eran escalofriantes, las cuales superaban el 18%.
A su vez, para evitar una mayor fuga de capitales, el 2 de diciembre el ministro de economía Domingo Cavallo, anunciaba una nueva política económica que imposibilitaba extraer dinero de los bancos, lo que se denominó popularmente como Corralito.

A partir de esta crisis surgió un estallido social sin precedentes en el país.
La noche del 19 de diciembre, el entonces presidente Fernando De la Rúa declaraba por Cadena Nacional el estado de sitio en todo el territorio. Las calles eran un caos absoluto. Manifestaciones, saqueos, piquetes y cacerolazos. Se escuchaba en cada rincón el lema popular: "¡Que se vayan todos!".

Como respuesta a estos hechos el estado acechó con una violenta represión causando más de 39 muertos en todo el país. La policía llegó a reprimir incluso a las Madres de Plaza de Mayo, con la caballería.
De esta crisis no se salvó casi nadie. Desde la clase media hasta los sectores más pobres. Todos se vieron afectados, directa o indirectamente.

El 20 de diciembre, De la Rúa mediante Cadena Nacional, realizó un pedido de ayuda a la oposición y otros sectores. Pedido que fracasó y finalmente lo llevaron a renunciar a la presidencia, saliendo de la Casa Rosada en un helicóptero.

El 23 asumía a la presidencia Adolfo Rodriguez Saá del partido opositor. Entre aplausos y festejos anunciaba la suspensión del pago de la deuda externa, y la promesa de reintegrar el dinero sustraído a los ahorristas. A los seis días renunciaba a su cargo.

La masacre

En ese contexto, en la madrugada del 29 de diciembre, dentro del minibar de la estación de servicio de Gaona y Bahía Blanca, barrio de Floresta, se encontraban cuatro muchachos sentados alrededor de una mesa tomando una cerveza. Como tantas otras veces se habían juntado a charlar y tomar algo en esa esquina.

Se ubicaron según fueron llegando. Los primeros en llegar fueron Maxi, Cristian y Adrián. El último fue Quique, quien trabajaba en la gomería de enfrente, y se ubicó al lado de la puerta.

En la tele estaban mostrando imágenes de los enfrentamientos entre policías y manifestantes que sucedían en Plaza de Mayo. Uno de los chicos al ver que un grupo de manifestantes golpeaba a un policía, dijo en voz alta: "Por fin le tocó a uno de ellos. Esto es por lo que hicieron la semana pasada".

En ese mismo bar se encontraba un policía retirado de la Federal, el suboficial Juan de Dios Velaztiqui, quien estaba trabajando como custodio. Estaba vestido de civil.

Cuando el ex policía Velaztiqui escuchó los comentarios que hacían los pibes, se enojó y reaccionó. Dijo ¡Ya basta! Fue lo único que se lo escuchó decir. Inmediatamente sacó su arma y comenzó a disparar a sangre fría.

Primero se paró al lado de Maxi y le tiró en la sien. Luego le disparó a Cristian en la nuca. Y por último le pegó un tiro en el estómago a Adrián. Quique pudo escapar, al estar cerca de la puerta se levantó y salió corriendo por Bahía Blanca. Corría con el vaso aún en la mano.

Cristian y Maxi murieron en el acto, mientras que Adrián, falleció a la mañana siguiente en el Hospital Alvarez producto de las múltiples heridas que le había provocado la bala que impactó en su estómago.

Y los arrastró a la calle de los pies.

Luego de cometer la masacre, Velaztiqui arrastró los cuerpos de Maxi y Cristian hacia la calle. Y dejó un cuchillo al lado de los cuerpos, para simular un intento de robo. Adrian había quedado tirado al lado del mostrador de golosinas, aún con vida.

Sandra Bravo, encargada del bar de la estación de servicio, que se había tirado al piso, se levantó y le gritó a Velaztiqui: "Hijo de puta, me mataste a los pibes".

Posteriormente, el asesino fue hasta un teléfono público y con total frialdad, llamó él mismo a la comisaría. Y en seguida con tranquilidad se sentó en su auto con la puerta abierta esperando a la policía.

Los chicos de Floresta

Cristian Gómez, tenía 25 años. Le decían “Gallego”. Tocaba el bajo en su banda de rock llamada “La Gaucha”. Amaba la música y era fanático de Los Redonditos de Ricota.

Maximiliano Tasca, tenía 25 años. Hincha fanático de Boca Junior. El 17 de diciembre de 2001 terminó la Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad del Salvador. Sólo le faltaba dar la tesis.

Adrián Matassa, tenía 23 años. Terminó la secundaria en el Mariano Moreno con diploma de Honor. Estudiaba medicina. Hincha fanático de Boca Junior.


El chacal

Juan De Dios Velaztiqui, tenía 61 años en el momento de la masacre. El dueño del local lo había contratado para custodiar el bar como protección por los saqueos que sucedían por todos lados.

En el juicio oral realizado en 2003, Velaztiqui fue condenado a la pena de prisión perpetua por el Tribunal Oral en lo Criminal, que lo halló responsable de "homicidio calificado por alevosía".

Durante el tramo final de la audiencia oral y pública, el ex policía dijo: "Agradezco la labor del equipo del defensor oficial y pido perdón a Dios Todopoderoso, a mi esposa, hijos, nietos y a la institución Policía Federal por mi fracaso y desgraciada actuación", lo cual fue repudiado por los familiares de las víctimas.

Desde el 5 de agosto de 2012, Velaztiqui, por el beneficio del arresto domiciliario, que la justicia otorga a los mayores de setenta, cumple condena en la casa de su hija en la localidad de Berazategui.

Documental

En el 2003, el director Diego H. Ceballos realizó una película documental llamada “Fusilados en Floresta”.

Música en honor a los pibes

En el año 2006 la banda de rock uruguaya No Te Va Gustar edita el disco "Todo es tan inflamable" en el cual incluyen el tema "El oficial".

NTVG - El oficial (DVD TAN)


Fotos
Se cumplen trece años de la masacre que quedó grabada para siempre en la memoria del barrio de Floresta.




Escultura ubicada en la plaza de Gaona y Gualeguaychú


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